Estos disturbios no son simples estallidos de garrulos enfervorecidos por su borrachera violenta, el fenómeno racista posee líneas propias en el entramado político-institucional. En Euskadi, además, existe un terreno fértil para el surgimiento de una fuerza movilizada de extrema derecha. Lo particular es que parte de esta dinámica puede surgir del campo nacionalista vasco.
